Les remitimos al interesantísimo artículo escrito por los críticos Julio Tovar y Juan Berrueta en welovecinema (publicación crítica de cine español amena, divertida y fresca) revista cultural de los autores de El Cosmonauta; el artículo analiza dos películas como "Los cronocrímenes" y "Fuga de cerebros" y aprovecha para dar una pasada sobre el cine de género realizado en nuestro país. En él se pueden leer cosas como estas:
"(...) La aparición de Acción Mutante (1993) y su distopía cyberpunk cañí fue el primer atisbo de renovación. El éxito inesperado de la posterior El día de la Bestia (1995) y el bastante más calculado de Tesis (1996) traen de nuevo el cine de atracciones, el dionisíaco para Jordi Costa (concepto acuñado por el joven De la Iglesia en los 80), al público. Más aún, consiguen la taquilla que el invocado cine de prestigio no alcanzó.
La semilla no brotó en la creación de un cine de género español. No existía el dinero. Ni los mercados. Pero sí germinó no pocos seguidores; enfangados en el corto, único modelo de subsistencia totalmente libre para los creadores audiovisuales. El más sencillo de financiar; el más difícil de crear. El corto español, en los 90, tenía el cierto buen sabor de los pioneros. Tanto por su dificultad, en vídeo y con cámaras de volumen, como por la falta de mercados. (...)"
"(...) La aparición de Acción Mutante (1993) y su distopía cyberpunk cañí fue el primer atisbo de renovación. El éxito inesperado de la posterior El día de la Bestia (1995) y el bastante más calculado de Tesis (1996) traen de nuevo el cine de atracciones, el dionisíaco para Jordi Costa (concepto acuñado por el joven De la Iglesia en los 80), al público. Más aún, consiguen la taquilla que el invocado cine de prestigio no alcanzó.
La semilla no brotó en la creación de un cine de género español. No existía el dinero. Ni los mercados. Pero sí germinó no pocos seguidores; enfangados en el corto, único modelo de subsistencia totalmente libre para los creadores audiovisuales. El más sencillo de financiar; el más difícil de crear. El corto español, en los 90, tenía el cierto buen sabor de los pioneros. Tanto por su dificultad, en vídeo y con cámaras de volumen, como por la falta de mercados. (...)"
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